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ISSN 1989-4163

NUMERO 128 - DICIEMBRE 2021

 

Una Mujer Afortunada

Miguel Dalmau

Aunque nos invada la pena, sería un error pensar que Almudena Grandes no ha sido una mujer con suerte. Ella misma era consciente de la singularidad de una vida tocada por mil formas de fortuna. Desde niña quiso ser escritora y consiguió llegar pronto a la cumbre donde ha permanecido durante más de treinta años. Tuvo el aprecio de la crítica y algo mucho más valioso: el cariño incondicional de miles de lectores; sus novelas fueron llevadas al cine; pudo vivir de sus libros, y gracias a ellos logró viajar a todos los rincones del planeta. Conoció el amor, sus deleites y amarguras, la dicha plena de la maternidad, el tesoro de ser en amistad junto a esas figuras de la cultura y la sociedad que sus lectores sólo alcanzan a ver en la televisión.La reposición ayer mismo de un documental sobre su figura la muestran en todo momento como una mujer afortunada, feliz de vivir en Madrid, con su gran amor, su familia y sus vecinos de calle, pletórica en la bahía de Cádiz, o recibiendo en su chalet de Rota a los amigos, gentes como el poeta Ángel González, Sabina, Javier Rioyo, Benjamin Prado; también Miguel Ríos y Felipe Benítez Reyes. Ésa era su gente de verano a los que daba todo su cariño. Poder dar y recibir cariño quizá sea la mayor fortuna de la vida. Almudena Grandes, además, pudo luchar por las mujeres y resucitar a los olvidados de nuestra guerra incivil. Nos deja un legado literario notable, nos deja un recuerdo imborrable, nos deja todas esas cosas que sólo están al alcance de los elegidos, y más raro aún, de las elegidas, en suma, de las afortunadas. Desde el dolor deberíamos comenzar a aceptar que la vida no es cómo termina ni cuándo, sino cómo ha sido y lo que ha sido. Y la vida de Almudena es paradigma de la plenitud y del éxito vital. En un poema muy inteligente el gran Jiménez Lozano establece un listado de las cosas bellas por las que merece la pena vivir. Y al final concluye: “Todo esto hay que pagarlo con la muerte./ Quizá no sea tan caro.”Lloremos, pues, en memoria de una mujer afortunada y con la plena certeza de que lo ha sido.


 

 

Almudena

 

 

 

 
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